Este día, el profesor Jorge García, preparó un curso especial para algunos de nuestros compañeros y nosotras, quienes trabajamos, en nuestros proyectos, al rededor de la Memoria y el Patrimonio.
Los elementos que tomamos de este seminario fueron:
La conversación, como un compartir de uno mismo y, por ende, la participación y confluir de los diversos pensamientos entre el grupo de personas.
Para acercarnos a una comunidad, debemos entrar en los imaginarios y saberes previos, que son: el olor de la vereda, el sabor, los sonidos, lo que se ve, su textura.
El profesor Jorge García, nos habló de la diferencia entre Historia y Memoria. La Historia, es un hecho real, concreto, que se basa en un dato y fecha cronológicos; cuando hablamos de lo simbólico y oral de la historia, hablamos de Patrimonio. La Memoria, es subjetiva, no se relata el hecho, sino, la vivencia. Es cuando una persona habla sobre la experiencia de sus recuerdos. "Alrededor de la tensión, la adaptación, la resistencia de los sujetos, brota el mundo de las evocaciones", cuando nos van a cambiar algo de orden, surge, el recuerdo.
En una ciudad, en un barrio, en una vereda existe el espacio físico, conformado de estructuras, siempre cambiantes, estructuras eminentemente culturales, objeto de diversas miradas. Y, el espacio vivido, donde se encuentran los recuerdos y por tanto la transmisión de éstos.
"El árbol de mi abuelo", ese árbol que él sembró, que lo vio crecer y que ahora yo, pruebo su fruto, fruto que me sabe diferente en comparación con los demás, siempre será único y me llevará al recuerdo de mi abuelo.
Es importante el patrimonio, porque en el momento que un lugar se transforma, una transformación irremediable, que va a pasar, pero sí que quede este legado de memoria, de lo que en esa vereda aconteció. Empieza a crearse, la melancolía, el análisis de lo que se va perder, que surge cada vez que se recuerda en eso que se perdió. Así, hay que pensar que una región, no es solo una instalación física, está constituida de "condimentos de memoria", porque ya no es un espacio individual sino, colectivo, el recuerdo de muchos, plasmado en este lugar.
Cuando nosotras caminamos por la vereda y hablamos de ella, lo hacemos desde nuestra génesis, pero, desde la génesis de nuestros abuelos, cuántas transformaciones han pasado por la vereda. Cuál es la vereda de ellos, cuál es la de nosotras. Así, cuando conversamos de nuestros recuerdos y pasados, se encuentran todas las miradas, sobre el mismo territorio.